ELVIRA MUGNO Y MIGUEL MALASPINA,FUNDADORES DE LA FAMILIA MALASPINA EN VENEZUELA.

ELVIRA MUGNO Y MIGUEL MALASPINA,FUNDADORES DE LA FAMILIA MALASPINA EN VENEZUELA.
ELVIRA MUGNO Y MIGUEL MALASPINA, FUNDADORES DE LA FAMILIA MALASPINA EN VENEZUELA.

sábado, 26 de marzo de 2016

MEMORIAS DE ITALIA IX

MEMORIAS DE ITALIA
Edgardo Malaspina
IX



Subimos por callejuelas hasta un pequeño restaurant para almorzar. Estamos al aire libre rodeados de plantas. Todo es colorido, fresco y luminoso. Cerca, un patio con una fuente. Los compañeros de viaje le obsequian a Natalia un ramo de flores y una torta con motivo de su cumpleaños. Hacemos un brindis en medio de expresiones alegres.
No muy lejos del restaurant nos invitan a una degustación de un licor, especialidad de la isla: el limonchelo. La bodega se llama La Magia del limón. En vasitos probamos diferentes sabores frutales de varios colores  pero siempre sobre la base del limón. En los estantes hay botellas de todos los tamaños y de todas las formas posibles, como para todos los gustos.
Por un sendero estrecho y largo subimos hasta los Jardines de Augusto. A los costados se encuentran muchas villas hermosas cubiertas de ramas floridas. Hay también tiendas de dulces y refrescos, cuyas fachadas se adornan con limones gigantes  amarillos que cuelgan por todos los ventanales  de atención al público.
    Desde los Jardines de Augusto, con sus pinos y palmeras, nos arropa la brisa mediterránea.  Sentados en este balcón natural  contemplamos el atardecer  sobre los farallones con el arrobamiento conmovedor del espíritu que sólo puede producir lo romántico asociado al vértigo.
Bajamos lentamente para ver cada casa con sus muebles, pinturas y rosaledas. En un alto observo un mosaico con el rostro de Máximo Gorki, el creador del socialismo real en la literatura. Aquí vivió su exilio dorado y se curaba de la tuberculosis. Aquí escribió Relatos de Italia, una recopilación de cuentos que leí cuando era estudiante de medicina en Moscú.
 Pero a mi esposa Natalia no le cae bien Gorki. Dice que su exilio cuando Stalin gobernaba en la Unión Soviética sólo tiene una explicación: ignorar los horrores del estalinismo. Regresaba a Moscú y recibía honores del sátrapa. La gente le planteaba lo terrible de vivir bajo la mano del dictador con la esperanza de que con su autoridad y prestigio lo divulgara al mundo. Gorki sonreía, callaba y regresaba a su exilio pagado por el Coba.

De vuelta en el barco descorcho una botella de vino para brindar por mi esposa. Pepe, el amable guía napolitano, se inclina hacia Natalia y entona, en voz baja y melodiosa,  un canto italiano de cumpleaños.




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