ELVIRA MUGNO Y MIGUEL MALASPINA,FUNDADORES DE LA FAMILIA MALASPINA EN VENEZUELA.

ELVIRA MUGNO Y MIGUEL MALASPINA,FUNDADORES DE LA FAMILIA MALASPINA EN VENEZUELA.
ELVIRA MUGNO Y MIGUEL MALASPINA, FUNDADORES DE LA FAMILIA MALASPINA EN VENEZUELA.

sábado, 19 de marzo de 2016

RECUERDOS DE ITALIA

VIII

 Mis primeras noticias sobre Capri las tuve a través de  algunos médicos famosos .Inicialmente   supe de la isla  cuando leí “Sensaciones de viaje”, del galeno y escritor modernista Manuel Díaz Rodríguez. Luego encontré “Tiberio, historia de un resentimiento”, de Gregorio Marañón. Más tarde,  con Axel Munthe, quien se convirtió en 1880, a los 23 años, en el Doctor en Medicina más joven de Europa, obtuve otras referencias. Pero antes, con Suetonio, citado en los estudios sobre la evolución darwiniana en bachillerato, también oí hablar de la isla por sus descubrimientos de fósiles muy antiguos.
 Llegamos al puerto de Marina Grande. Díaz Rodríguez subió en mula hasta la ciudad. Nosotros usamos el funicular  y los carros  pintorescos, únicos y peculiares de la isla.
 El regocijo y disfrute espiritual se inicia con la travesía marítima. El barco recorre  parajes, mientras se acerca a los farallones, arcos naturales y grutas. El azul del cielo soleado y claro, la brisa y las gaviotas son parte del magnífico paisaje. En lo alto se divisa la villa de Tiberio, quien dirigió el imperio desde ese refugio. Hay muchas versiones para explicar la elección del emperador. La más probable es que era un hombre hipocondríaco y huía de la multitud. Los defensores de la teoría humoral creían que el hipocondrio emanaba vapores que provocaban la enfermedad.
Marañón cita a Plinio, Suetonio y Tácito. Estos historiadores lo describen con úlceras y tumores en el rostro que ocultaba con emplastos. De allí su resentimiento y su temor al público. El médico español cree que Tiberio padecía de sífilis, sin descartar la lepra. Sus llagas eran curadas  por médicos egipcios con cauterizaciones que lo producían ulceras más profundas. Era el método curativo de la época recogido por Hipócrates en una de sus sentencias: “ Lo que la medicina no cura, lo cura el hierro (la cirugía), y lo que no cura el hierro, lo cura el fuego…”
 Tiberio se refugió en Capri, según Marañón, por su tendencia enfermiza a la soledad. “El hombre del continente que se encierra en la isla lo hace porque, precisamente, su alma necesita del pequeño cosmos limitado; como ciertos pájaros prefieren  el universo dorado de su jaula al vasto mundo, lleno de esfuerzos y peligros”.
A Tiberio le gustaba hacer las veces de médico, pero odiaba a estos profesionales. En las guerras atendía personalmente a los soldados heridos y se preocupaba por sus medicamentos, comida y baño. No obstante, desde muy joven decidió prescindir de los facultativos. Simplemente los odiaba. En su última enfermedad sintió dolor en un costado, fiebre y escalofrío. Tenía una pulmonía, casi seguro.  Murió poco después de negarse a que el médico Charicles le tomara el pulso.






No hay comentarios: