MEMORIAS DE ITALIA
X
A
través de la región de Umbría nos dirigimos a Toscana. El clima es fresco.
Pasamos castillos, campos roturados,
pinos y huertos de girasoles. A los
lejos se ven trenes rápidos.
En Florencia avistamos la Basílica de Santa
Cruz, donde están enterrados Maquiavelo, Galileo y Miguel Ángel. Aquí, en 1817,
Stendhal se sintió enfermo: “Había
llegado a ese punto de emoción en que se encuentran las sensaciones celestes
dadas por las Bellas Artes y los sentimientos apasionados. Saliendo de Santa
Cruz me latía el corazón, la vida estaba agotada en mí, andaba con miedo a
caerme”. Lo descrito por el escritor francés se denomina Síndrome de Stendhal,
consecuencia de los efectos producidos por la maravillosa y abrumadora belleza
de las obras de arte. Los síntomas consisten en palpitaciones, vértigo,
confusión, temblor, depresión y alucinaciones. La psiquiatra Graziella Magherini comprobó y documentó
estadísticamente en 1979 la vigencia de síndrome, el cual es particularmente
endémico de esta ciudad.
FFCaminamos
bajo la lluvia. Al mismo tiempo que empieza a llover saltan montones de
vendedores de paraguas. Llegamos hasta la Plaza de la Señoría y nos ubicamos en
la parte techada entre mucha gente y estatuas. Una pareja contrae matrimonio y
junto a sus alegres acompañantes espera con nosotros el cese de la lluvia.
Aquí
funcionó la Hoguera de las Vanidades, donde Girolamo Savanarola quemaba todo lo
que parecía un lujo, incluyendo libros como los de Boccaccio. Savanarola, quien
empezó a estudiar medicina, que luego
abandonó por la teología, predijo guerras y epidemias de sífilis y se enfrentó al poder político y eclesiástico.
Sus luchas terminaron en esta plaza, colgado y lanzado a las brasas en 1498.
Mientras
llueve contemplamos las esculturas de la plaza. El Perseo con la cabeza de la
medusa Gorgona de Benvenuto Cellini nos recuerda que Asclepio, dios de la
medicina, uso la sangre emanada por la decapitación para resucitar a los
muertos, lo que podemos entender ahora como una forma mitológica de transfusión
de sangre o de reanimación. El Más Allá podía quedar despoblado por eso Zeus
decidió matar a Asclepio con un rayo.
Esta es la manera mitológica de decir
que los médicos luchamos contra la muerte y posponemos su llegada. Pero al
final ella nos gana la partida.
Dos
obras expuestas en esta plaza sirven para establecer diferencias claras desde
la perspectiva de la anatomía. Por un lado, la copia del David de Miguel Ángel (1500); y por
otro, el Hércules de Bandinello. El segundo envidiaba al primero, y para
superarlo quería esculpir algo grandioso, gigante. Su Hércules (1533) tiene,
tal vez, mil músculos; ignorando que el cuerpo humano tiene sólo seiscientos
cincuenta. Cellini dijo que parecía un
saco de melones. En efecto, Bandinelli no había estudiado la anatomía como
Miguel ángel lo que no le permitía alcanzar la perfección a la hora de esculpir
un cuerpo humano. Miguel Ángel estudió anatomía 20 años en el
convento del Santo Espíritu de Florencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario