RECUERDOS
DE ITALIA, LA PATRIA DE NUESTROS ANCESTROS, CON ALGUNAS CRÓNICAS MÉDICAS.
Edgardo
Malaspina
VI
En El Vaticano, desde la Plaza de San Pedro,
nos señalan las ventanas papales. Están cerradas, y eso significa la ausencia
del Sumo Pontífice.
En La Capilla Sixtina la gente recorre su pequeño recinto y habla en todos los idiomas. Cuando el
volumen de las conversaciones aumenta
tanto que no se escucha nada, entonces uno de los vigilantes de la Gendarmería Vaticana con su elegante
vestimenta religioso-policial, pide silencio con un fuerte grito en inglés:
sailen plis. Natalia y yo nos sorprendemos y no podemos evitar una sonrisa por
no soltar una irrespetuosa carcajada.
Una señora está sentada y cambia el pañal
del hijo que carga en sus brazos.
Disimuladamente coloca los desechos debajo del banquillo. Lo divino y lo
profano juntos; la beatería y la hipocresía dándose la mano en la más famosa y
sagrada de las capillas del cristianismo, casi frente a Dios y totalmente en
presencia de las magníficas obras pictóricas
de los semidioses Miguel Ángel, Rafael y
Botticelli.
Entramos
a la Basílica de San Pedro donde está
enterrado el fundador de la Iglesia y primer papa. Su tumba y la de Juan Pablo II son las más admiradas. Eso
me parece.
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