SINCRONICIDAD ENTRE LOS MALASPINA
EL ABUELO MICHEL Y LA CENTELLA.
ERMG
1
El psiquiatra Carl Jung acuñó el término “sincronicidad” para caracterizar “la simultaneidad de dos sucesos vinculados
por el sentido, pero de manera acausal”. En otras palabras, un suceso no es
causa del otro, pero extrañamente coinciden. Por ejemplo, soñamos con una
persona que no vemos desde hace mucho tiempo, salimos a la calle, y la primera
persona que vemos es, precisamente, la del sueño.
El pueblo tiene una manera muy peculiar de referirse a
este fenómeno así: Hablando del rey de Roma.... etc. También puede decir “tengo un pálpito” y “tengo una corazonada”.
Es la manifestación del instinto, no de la razón.
Es como si el Universo enviara señales que es mejor tomar en
cuenta. ¡Por si acaso!
2
Dentro de nuestro entorno hay historias que,
claramente, pertenecen al mundo de la sincronicidad. Y esas historias empiezan
con el propio fundador de la familia Malaspina.
Contaba la tía Carolina que Michel Malaspina cabalgaba
sobre su mula, cuando repentinamente el cielo se oscureció, e inmediatamente se
inició un torrencial aguacero con relámpagos y truenos. Michel decidió
refugiarse bajo un frondoso árbol mientras pasaba el vendaval con tormenta
eléctrica.
La lluvia arreció y sus rayos y truenos se hicieron
más frecuentes y estentóreos. Pero
Michel, paradójicamente, decidió abandonar el lugar inmediatamente. Algo, en su
interior, le decía que corría peligro.
Cuando apenas se había alejado unos cuantos metros, un
rayo descendió hasta el árbol y lo convirtió en cenizas.
Salvó su vida, milagrosamente, gracias a una de las
manifestaciones de la sincronicidad: el presentimiento.