LA RAMA RUSA DE LOS MALASPINA EN
VENEZUELA
Edgardo
Malaspina
Edgardo Malaspina casó con Natalia Riazanova
y tienen 3 hijas: Katia, María y Yenny Malaspina. Estos son los recuerdos asociados a la rama rusa de los Malaspina en
Venezuela.
Nikifor
, bisabuelo de Natalia, era un hombre con cierta solvencia económica. Tenía una
estancia en las afueras de Moscú, donde los viajeros cambiaban los caballos a
sus trineos, tomaban vodka en el traktir o taberna y descansaban en la posada
para luego seguir el camino. En verano servían ocroshka o sopa fría con kvas ,
hortalizas y pepinillos para enfrentar el calor. Pero en invierno bebían mucho
chai y comían pilmenis y blinchikis con caviar. Los caballos estaban alojados
en un establo cerrado para resguardarlos de las inclementes nevadas o de los
calores sofocantes.
En
una fotografía de 1914, Nikifor aparece con su madre y hermanas. Viste traje de
cuero largo invernal y shapka o gorra de piel de zorro. Todos tienen válenki o
botas de fieltro, un lujo para la época. El vestido, por sí solo, habla de que
no eran pobres. Además, los pobres no se tomaban fotos en los tiempos onerosos
del daguerrotipo.
La esposa de Nikifor murió joven . El viudo se
casó nuevamente, pero no se sabe con quién ni cuántos hijos más llegó a tener.
Del
primer matrimonio de Nikifor nació Ielena Nikiforovna, abuela de Natalia. Ielena se casó con Stepán Piskunov,
presidente de un koljoz en el caserío de
Kosminka , aledaño a Moscú. Allí
sembraba trigo y criaba animales. Tuvieron seis o siete hijos. De estos hijos sólo tenemos conocimiento de María Stepanovna, madre de Natalia, y de Genadi Stepanovich. Los otros murieron durante la hambruna que provocó la
guerra o de enfermedades infantiles.
Cuando llegó la Segunda Guerra Mundial a las fronteras de la Unión Soviética se convirtió en la Gran Guerra Patria . Stepán se alistó en el Ejército Rojo para cumplir con su deber
patrio. Pero murió en combate en la
batalla de Smolenk en 1941. No llegaba a los treinta años cuando ofrendó su
vida por su patria.
Smolenk está a 360 kilometros de Moscú al
Sureste de Moscú. La batalla es una de las más importantes de la Segunda Guerra
Mundial porque fue la primera derrota de los hitlerianos. En la batalla
murieron 45 mil soldados soviéticos y
300 mil fueron hechos prisioneros; pero los rusos detuvieron a los
alemanes y evitaron que avanzaran hacia
Moscú. Stepán fue un digno solado del
Ejército Rojo.
Ielena recibió una carta donde le informaban
de la muerte de su esposo, cuyo cadáver fue encontrado en el campo de batalla
con una inscripción que permitió su identificación. Fue sepultado en el sitio
de su caída; y seguramente sus cenizas reposan en una fosa común, tal como se
acostumbraba hacerlo en el fragor de los encuentros bélicos de esos tiempos.
María Estepanovna tenía apenas ocho años y añoraba los tiempos antes de la
guerra, cuando cargaba caramelos por
montones en los largos bolsillos de sus trajes para compartir con los amigos. Por eso la
llamaban María Medelenslaia, palabra derivada de med (se pronuncia miod)
que significa miel.
La guerra separó familias que nunca sabían de
sus hombres enrolados como soldados. Los más sortarios regresaron sanos. Otros
lo hicieron pero mutilados: sin un brazo, sin una pierna o con alguna contusión
que los marcó para siempre. Otros, más nunca regresaron. Después de cincuenta
años, cada vez que se celebraba la victoria de los soviéticos sobre los
alemanes (1945), cada nueve de mayo,
podían verse a hombres y mujeres con pancartas sobre sus pechos buscando a sus
seres queridos.
Una vez se presentó a la casa de Ielena un
soldado que había perdido a toda su familia. Era Trofim. Ielena y Trofim, ambos
viudos de la guerra, decidieron reconstruir sus hogares. Pero un día Trosha, como cariñosamente
llamaban a Trofim, recibió una carta: su esposa y tres hijos estaban vivos en
Moscú. Trofim ya se había encariñado con Ielena y se negó a regresar hasta su
antigua familia. Pero Ielena lo convenció con una lógica sencilla y
contundente: ella tiene tres hijos, yo tengo una sola hija. Hay más razones
para irse que para quedarse. Trofím se
marchó y más nunca se supo de él.
Después de la guerra Ielena envió a María,
quien apenas tenía 15 años, a Moscú con medio saco de papas para capear el
hambre. Eran tiempos cuando la economía soviética quedó devastada tras la
invasión alemana.
En aquella época cuando se cumplía los 16
años se recibía el pasaporte, el cual confiscaba el presidente del koljoz para
que los jóvenes no abandonaran los posibles puestos de trabajo. Sin documentos no se tenía ningún
derecho y la capacidad para moverse por el territorio soviético era nula. Esto
explica el viaje de María Stepanovna a
Moscú: así recibiría pasaporte moscovita, el cual le daba mayores posibilidades
para subsistir. Ya en Moscú, María, quien había llegado hasta tercer grado de
primaria por los obstáculos que impuso la guerra, alegó pérdida de documentos,
argumento común en un país en ruinas, y
afirmó que había cursado el séptimo grado. Se le hizo una prueba y la pasó
satisfactoriamente. María tenía algunos recuerdos ingratos de su infancia: una
vez dos alemanes hicieron sus necesidades fisiológicas en una olla de comida
para alimentar a mujeres y niños de la aldea donde vivía. En medio de la
escasez de alimentos, los propios compañeros alemanes consideraron esta acción
como vil e inaceptable y fusilaron a los
infractores. Otro recuerdo de ese tenor se relaciona con su madre cuando le
diagnosticaron cáncer en el estómago. Ielena actuó con la serena dignidad de las mujeres rusas humildes de aquella
época a la hora de enfrentar su muerte
inminente: compró la mejor tela para su mortaja y preparó un hatillo con otros
implementos fúnebres. Una vecina fue encargada para confeccionar el vestido. En
el velorio María notó que su madre llevaría a su tumba un traje distinto al que
había seleccionado, hecho de una tela vulgar y barata. La vecina argumentó que
la muerta ya no necesitaba más nada y tampoco se enteraría del cambio. María
sufrió amargamente porque no se respetó la última voluntad de su madre. En
momentos de grandes penurias económicas, las pequeñeces humanas no son raras.
María Stepanovna se casó con Mijael
Timofievich. Tuvieron dos hijos: Sergio y Natalia.
Mijael
nació en septiembre de 1933 en Siberia, en un pueblo cerca de Omsk. A los
dieciocho años ya tenía novia y no se casó porque se fue al servicio militar en
Moscú. En la Casa de la Cultura de la región moscovita de Ismaelova conoció a
María, quien era aficionada del teatro y ya tenía alguna experiencia en el
mundo de las tablas interpretando a Pelagia, personaje fundamental de la obra
de Gorki, La Madre. Ielena veía a su hija con sus atuendos teatrales y le decía
que en efecto se parecía a una viejita. Esto hacía llorar a María, quien se
dedicó luego al canto. Inició su carrera como cantante al lado de Ludmila
Zykina, quien luego se convertiría en una de las más famosas cantantes
populares de la Unión Soviética. El presidente soviético Leonid Brehznev
adoraba la voz de Zykina y la hizo muchas veces su invitada especial en veladas,
celebraciones y fiestas patrias.
El padre de Mijael se llamaba Timofeo y su
madre, Anfisa. Timofeo solía peinarse con agua y azúcar en tiempos cuando no
existían las cremas fijadoras para el cabello.
Vivió en Omsk, tenía un tic nervioso en el cuello, consecuencia de la
guerra, en la cual participó desde el principio hasta el fin. Se casó varias
veces. En su última boda tenía 83 años.
Mijael
tenía dos hermanas: Tamara y Raiza. Anfisa, mujer de carácter recio y margo,
tenía fama de practicar la brujería. Se decía que usaba prendas de mujeres para
sus hechizos en los bosques siberianos. Al momento de su muerte ninguna de sus
hijas quiso despedirse de ella para evitar la transmisión de los poderes
mágicos, según se creía.
Al casarse Mijael y María sobrevinieron los
problemas, el amor se acabó y vino el divorcio. Natalia recuerda a su padre
trabajando en casa la carpintería, entre pedazos de madera y cola, con un
pañuelo como gorro amarrado en su cabeza. También lo recuerda colocando los
adornos en un arbolito de navidad.
Sergio (Moscú,15.1.1959- Moscú,11.3.2012)
tenía un carácter alegre. Era conversador, amaba los chistes, gustaba de
preparar platos típicos rusos y era amante de
la buena vodka. Se casó con Lida, una siberiana, con quien tuvo dos hijas:
Katia y Valentina.
EL
APELLIDO RIAZANOV
Riazanov es uno de los más antiguos apellidos
rusos, conformado por el apodo del fundador de la familia. Hace mucho tiempo
los eslavos complementaban sus nombres agregándoles un apodo. Las causas fueron
muy variadas: reflejaban las
peculiaridades del carácter, las costumbres y maneras de la conducta de la
persona, el aspecto físico, etc.
Riazanov
se llamaban los provenientes de la ciudad de Riazán , a 196 km de Moscú. Sin
embargo, hay otros motivos para la aparición de este apellido en la historia
rusa.
La vida de los antiguos rusos fue muy
difícil por las guerras frecuentes que terminaban con heridos y
muertos. Esto transformaba sus vidas en una constante lucha por la existencia.
Por supuesto, los primeros en ser señalados con apodos eran los heridos: Rezán
(cortado), Strogán (cepillado, rallado), Kolot (pinchado, golpeado), Rubán
(cortado), Strelián (muerto o herido por
un disparo). Estos son algunos de los apodos relacionados con los heridos
durante combates guerreros.
En
el habla de los bielorrusos, e incluso de los rusos occidentales y sureños todavía se conservan algunas formas de una
peculiaridad llamada “iakania”( en vez
de e se pronuncia ia). Antiguamente esa peculiaridad fue más acentuada. Por eso
el nombre Rezán y su derivado como
apellido , Rezanov, en tiempos cuando no existían reglas unitarias en la
gramática rusa, muy a menudo se escribía a la manera pueblerina o local :
Riazán y Riazanov. Esa forma de escribir
solo confirma la antigüedad del
origen del apellido Riazanov.
La
popularidad de los apodos era tan grande que en los documentos aparecen como nombres oficiales. Por ejemplo, en
cartas escritas en ruso antiguo (1506) se cita a Riazán Kuzmín , hijo (tierra
nororientales de la Rus de Moscú). En
1577 se habla de Riazán Pankratovi. No es sorprendente que a menudo los
apellidos de los descendientes no
provenían de sus denominaciones bautismales, sino de los apodos de los
fundadores de la familia que eran más entendidos. Veamos algunos documentos
antiguos : en 1621, Onicimko Riazanov, el cartero o informador. Nikita
Riazanov, el que vive en Simbirsk.
Los apellidos Riazanov,Rubzov (cicatrizado),
Stroganov, Krivov (torcido), Kolotov y Rubanov se encontraban más en las
poblaciones “ukraini”, es decir , en las
fronteras de la Rus Antigua ( Smolenk,
Pskov, Nizhi Novgorod, Oriol, Tula. Kursk, Vononez, Riazán, Penza), atacadas constantemente por los pueblos vecinos.
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