DOS
MÉDICOS PROMINENTES Y LA FAMILIA MALASPINA:
JOSÉ
FRANCISCO TORREALBA : UN MÉDICO DE TRES GENERACIONES MALASPINA Y JULÍAN MORALES
ROCHA: UN BRILANTE MAESTRO DE LA CARDIOCIRUGÍA.
Edgardo
Rafael Malaspina Guerra
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El
doctor José Francisco Torrealba, sabio y científico de la Medicina, inició el
ejercicio de su profesión en un
consultorio que estaba ubicado en una de las casas de Elvira de Malaspina en
Santa María de Ipire; desde esos tiempos viene la relación de Torrealba con la
familia Malaspina.
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Torrealba
fue el médico de tres generaciones de la familia Malaspina. Michelle Malaspina,
el fundador de la estirpe, fue paciente de Torrealba quien le prescribía “unos
polvos para sus males”, según afirma el escritor italiano Renato Tarello en su
libro publicado en Turín en 1964 “Torrealba. Mundo torrealbero”.
Alfonso
Malaspina fue examinado por su aspecto retraído. Torrealba le recetó miel de
Arica con la recomendación de “buscar mujeres”. Consejo que se tomó mi padre
muy en serio.
3
Desde
los cinco años Edgar empezó a sufrir “de unas asfixias”. Mi padre visitó casi
todos los médicos de la región. La conclusión era unánime: El niño sufría de
asma bronquial. Los medicamentos se aplicaron correctamente: los tomados y los
nebulizados, pero los ataques persistían con la consecuente dificultad para
respirar. Mi padre tomó la decisión de visitar al doctor Torrealba, allá en san
Juan de los Morros.
4
Encontraron
a Torrealba en su casa-consultorio que también era laboratorio, zoológico o
bioterio.
-¿Qué
te trae por aquí, Alfonso?
-Este
muchacho tiene unos ataques que no se le quitan con nada. Tiene mala
respiración y se pone la piel de otro color. Está pálido y no engorda.
-Vamos
a examinarlo.
Torrealba
se levantó de la hamaca. Andaba en chancletas. Apagó el tabaco y le quitó la
camisa a Edgar.
Pasó
el fonendoscopio por el pecho y por la espalda. Hizo un barrido milimétrico de
esas partes del cuerpo, arrastrando la membrana del instrumento sin levantarla
, mientras pedía al paciente que detuviera la respiración por unos segundos,
para luego solicitar que tosiera. Mas tarde Torrealba se introdujo en el
interior de su casa y regresó con un vaso de chocolate. Se lo entrego al niño y
le dijo: Vas a beber cuando yo te diga.
Y
así fue. Torrealba decía: ¡Traga!, y mientras el niño bebía, Torrealba repetía
todo lo que había hecho con su fonendoscopio cuando empezó el examen.
5
Torrealba
se echó en su hamaca y le dijo a mi padre:
-Lo
de ese muchacho es de operación. Tiene una cardiopatía congénita, eso que la
gente llama un soplo en el corazón. Se lo vas a llevar al doctor Morales Rocha
con esta referencia mía.
6
Mi
padre se entrevistó con el doctor Morales Rocha allá en Caracas quien lo
atendió con gran deferencia. A los pocos días Edgar fue hospitalizado para
realizar los exámenes preoperatorios y ser sometido a la intervención
quirúrgica requerida.
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Mi
padre recordaba estos hechos como una situación “de muchos nervios”, acentuada
por la conversación que sostuvo con alguien en el hospital que le informo sin
que le preguntaran nada “que hace poco murió una niña que fue operada de los
mismo que tiene su niño”.
8
La
operación de Edgar fue todo un éxito y regresó con unas suturas que le cubrían
parte del pecho y de la espalda. Más nunca se presentaron las asfixias.
El
doctor Morales Rocha no cobró ni un centavo por sus servicios médicos.
9
Un
día estaba yo en el Palacio de las Academias en Caracas. Empecé a hablar con un
señor cuyo parecido con Hipócrates me pareció sorprendente. El anciano me habló
de Torrealba, José Gregorio Hernández y de su tio José Pepe Izquierdo. Era el
doctor Francisco Plaza Izquierdo, destacado cirujano venezolano. En ese
entonces ocupaba la presidencia de la Sociedad Venezolana de Historia de la
Medicina. Me animó a presentar mis credenciales ante la institución que
presidía, lo cual hice . Con el tiempo alcancé
a ser Individuo de Número de esa corporación.
El
doctor Plaza Izquierdo me obsequió varios libros de su autoría, en los cuales
encontré datos biográficos del doctor Morales Rocha a quien mi padre citaba
como si fuese su amigo de toda la vida.
Esta información la complementé con otra que me proporcionó el doctor
Juan José Puigbo, brillante cardiólogo e historiador de la cardiología mundial
y nacional.
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DOCTOR
JULIÁN MORALES-ROCHA EL PRIMERO EN COLOCAR UN MARCAPASOS CARDÍACO Y REALIZA EL
PRIMER TRASPLANTE DE CORAZÓN EN VENEZUELA .
Julián
Morales-Rocha (1914-1995), nacido en Valencia,
fue el más brillante de los cardiocirujanos venezolanos, Miembro de la
Academia Nacional de la Medicina, institución de la cual fue su Secretario.
Complementó sus estudios médicos ( iniciados en la Universidad Central de
Venezuela) en Cirugía Cardiovascular en
varios hospitales de Estados Unidos, Francia, Suecia y Brasil. Trabajó en
Hospital Vargas, Maternidad “Concepción Palacios”, Seguro Social Obligatorio,
Cruz Roja Venezolana, Hospital Militar y Naval “Antonio José de Sucre”, todos
en Caracas. Por riguroso ascenso fue Director del Hospital Central de las
Fuerzas Armadas, llegando a obtener el grado de Coronel Asimilado. En la
Universidad Central de Venezuela fue Profesor por Contrato y Director del
Instituto de Cirugía Experimental. Dedicado especialmente a la cirugía
cardiovascular fue el fundador de este Servicio en el Hospital Central de las
Fuerzas Armadas y en el Hogar Clínico Nuestra Señora de Guadalupe de los
Hermanos de San Juan de Dios. Fue uno de los pioneros entre nosotros en cirugía
cardiovascular, operación de Blalock-Taussig (Hospital Carlos J. Bello)
realizando comisurotomías mitrales, tetralogía de Fallot, 1952, en el mismo
hospital, colocación de válvulas, corrección de estenosis de la arteria
pulmonar, utilización de oxigenadores de discos en humanos, de oxigenadores
descartables, etc., en 1964 implantó por primera vez en Venezuela el marcapaso cardíaco
Realizó
el primer intento de trasplante de corazón en nuestro país, el 17/9/1968 en el
Hospital Militar de Caracas, también fue el primero en aplicar el riñón
artificial, primera diálisis peritoneal, primeros ensayos sobre cámaras
hiperbáricas, lobectomías hepáticas, etc. Publicó 61 trabajos científicos.
Perteneció a varias sociedades científicas internacionales y nacionales.
Recibió varias condecoraciones entre ellas la Orden del Libertador en el grado
de Caballero, la Orden Francisco de Miranda, la Orden Rafael Urdaneta y dos
condecoraciones internacionales.
11
Edgar
me solicitó una fotografía del doctor Torrealba. Yo le entregué un afiche donde
el sabio está con su microscopio junto a una fotografía pequeña del médico
santamarieño fumando su tabaco.
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Este
breve escrito es un sencillo homenaje a la Venezuela grande: la de Julián
Morales Roche y José Francisco Torreaba.
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